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Bienvenidos al Blog de David de Pedro






No sé como habéis aterrizado en este blog, pero poco importa, estáis aquí y os doy la bienvenida. Espero que paséis un rato ameno porque es de lo que se trata y que aprendáis tanto de mis errores como de mis experiencias, que compartáis la realidad y opiniones a ojos de mis personajes para que los entendáis más. A veces son reivindicativos, a veces muestran ese Mr. Hyde que en un momento dado todos llevamos dentro.

Hasta el momento de su publicación, os dejo con un pequeño aperitivo, el book trayler de mi novela. Como siempre, os invito a que hagáis vuestros comentarios, que mejorarán con mucho este blog.

Soy consciente que vuestro tiempo es oro, y por eso os agradezco vuestra atención. Como dijo Benjamin Franklin: Si el tiempo es lo más caro, la pérdida del mismo es el mayor de los derroches.

Volved cuando queráis.

Gracias,


David de Pedro




P.S.: Por cierto, aquí tenéis el link de La Revelación de Qumrán en Amazon, y si no tenéis kindle y lo queréis leer por ordenador, os podéis descargar el software clicando aquí. También podéis visitar mi nueva página web: www.daviddepedro.com

viernes, 6 de marzo de 2015

Sobre mí (Entrada realizada en el Blog de Francisco Gijón)



Sacrificio, esfuerzo, trabajo, lucha… nadie dijo que fuera fácil. No concibo la vida sin estas palabras, así como tampoco la concibo sin otras como: disfrutar, reír, vivir, pasión, sentimientos, creatividad, emoción y aventuras.
Seguro que alguien famoso citó una vez: Vida solo hay una y hay que exprimirla al máximo. Creo que es el problema que tenemos los que narramos historias, no creemos que solo haya una, por eso nos inventamos, creamos, sufrimos y vivimos la de nuestros personajes. Somos los dioses de un mundo que nos pertenece y en el que envolvemos a todo aquel que cae bajo nuestras redes. Las palabras que escribimos introducen sus tentáculos a través de la vista para esparcirse en el interior del lector como un alien invasor. Buscamos dominar su mente con todo lo que alberga en su interior: los miedos, las pasiones, las tristezas y las alegrías. Queremos poseer a nuestra víctima para juguetear con él a nuestro antojo y crearle una adicción que no le permita concebir su mundo sin el nuestro.
Me llamo David de Pedro y más que escritor, me considero un narrador de historias. Hasta la fecha he nacido dos veces y estoy disfrutando de tres vidas: La personal, la profesional y la literaria.

Personal
Me considero un chico sencillo, un soñador que intenta aplicar todo lo que aprende y que cree fervientemente en la mejora continua como herramienta de crecimiento personal. El miedo no existe, solo es un holograma que se crea en nuestro interior y que se va materializando a medida que lo alimentamos. Empecé a trabajar desde muy joven más por aburrimiento que por obligación. Eso me ha formado. Mis inquietudes y curiosidades han propiciado más de un tropiezo (y de dos), he aprendido a caerme y lo que es mejor, también a levantarme. Sacrificio, esfuerzo, trabajo y lucha. No hay mejor manera de experimentar… bueno, puede que sí, pero no son tan enriquecedoras ni satisfactorias. Esa independencia ganada a base de tozudez me proporcionó la oportunidad de ampliar mi punto de mira: viajar de mochilero por todo el mundo. Excepto Oceanía, he tenido la fortuna de conocer culturas exóticas, paisajes maravillosos y personas únicas. Como decía antes: disfrutar, reír, vivir, pasión, emoción y aventuras.

Profesional
No me quejo, nadie me ha regalado nada y lo que he conseguido lo he hecho a través del sentido común y la gestión humana de las personas que han colaborado conmigo en todos los niveles. Me he formado mientras trabajaba en varias empresas a la vez, he cambiado mi rumbo profesional cuando lo he creído necesario y he iniciado proyectos que me han hecho sudar sangre. Sacrificio, esfuerzo, trabajo y lucha. ¿Hay otra manera de concebir la vida? Cuatro palabras que no se contraponen con las de: disfrutar, reír, vivir con pasión, sentimientos, creatividad, emoción y aventuras.

Literaria
Es la suma de las otras dos. Cruzo los conceptos, creo otros nuevos. Empecé a soñar desde que era un crío: mundos de fantasía construidos a través de los Click de Playmóbil, los tebeos de Mortadelo y Filemón, las aventuras de Los Cinco o las películas del incombustible Indiana Jones. Lo de materializar mis sueños en papel ocurrió bastante más tarde, aunque ya tenía materia de “escritor” (mis cartas siempre superaban las tres páginas). Aquí aplico la creatividad, el marketing, la comunicación y la gestión comercial aprendida a lo largo de mi vida profesional. Me gusta pensar en el lector cuando escribo e intento facilitarle la entrada a mi mundo y a la vida de los personajes que habitan en él. Escribo con el objetivo de que pase un buen rato, se divierta, excite, enerve o entristezca. Juego con su mente para despistarlo sobre el final de una novela llena de aventuras, intrigas y misterios. Introduzco aspectos históricos que pretenden despertar la curiosidad a base de una documentación rigurosa aunque con algunas licencias. Cuando me sumergí en el mundo literario pensaba que lo difícil era escribir… como autor independiente puedo afirmar que esa es la parte más fácil y que solo es la punta del iceberg de todo lo que viene después. He escrito dos novelas no exentas de polémica: La revelación de Qumrán, donde se enfrentan los masones y el Opus Dei y 88, la nueva generación, en la que unos periodistas investigan a un grupo de la extrema derecha. ¿La tercera novela? Pronto sabrás de ella.

Consejo
¿Quieres escribir? Pues prepárate para el sacrificio, el esfuerzo, el trabajo y la lucha (llámala también competencia). Nadie dijo que fuera fácil. Es posible que tu vida se vuelva más “ascética” y que duermas bastante menos (si trabajas y tienes familia, claro), es el precio que tienes que pagar para transmitir tus historias… eso sí, cuando ves que alguien disfruta, ríe, vive y lee con pasión tus novelas, le despiertas sentimientos, alimentas su creatividad, le provocas emociones y disfruta con tus aventuras, todo lo otro no cuenta. Que valoren y reconozcan tu trabajo no tiene precio (bueno, sí, el que ponemos simbólicamente por la compra de tu obra).

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